Si bien es cierto que los niños y los mayores están siempre bien cuidados, es precisamente ahora, en verano, cuando los termómetros superan los 30 grados de temperatura durante muchas jornadas, cuando hay que prestarles más atención. También los adultos deben tener especial cuidado en esta época estival.
Tanto para niños como para mayores es imprescindible beber mucha agua o líquidos isotónicos durante los días de mucho calor. De esta manera se evita la deshidratación y las fatales consecuencias que puede conllevar. Los refrescos con azúcar se pueden tomar, con moderación, ya que pueden alterar los niveles de azúcar en el caso de los diabéticos. El agua es mejor consumirla del tiempo o ligeramente fría, ya que helada puede alterar el funcionamiento del estómago y provocar diarreas.
En verano, lo mejor es permanecer en casa, con las persianas bajadas y evitando las habitaciones más cálidas del hogar, durante las horas donde los termómetros alcanzan mayor temperatura. Desde las 12 del mediodía hasta bien entrada la tarde es recomendable que niños y mayores no salgan a la calle y así evitar insolaciones.
Los niños deben llevar siempre gorras y camisetas que protejan la cabeza y la piel. Además, es muy fácil convencerles de que se le pongan ahora que hay muchos modelos con sus dibujos animados favoritos o con los colores del equipo de fútbol de los seguidores. Si se opta por llevarlos a la playa o a la piscina, hay que darles una crema con un alto factor de protección (muchas marcas las fabrican especiales para estas edades). También aquí es recomendable que permanezcan a la sombra o debajo de una sombrilla.
Para estos colectivos, al igual que para los adultos, es fundamental crear menús a base de ensaladas fresquitas (se pueden hacer multitud de combinaciones) y no realizar comidas copiosas, difíciles de digerir. Además, es recomendable evitar que hagan mucho ejercicio físico, ya que el desgaste es mucho mayor con las altas temperaturas.
En las personas mayores es más que conveniente vigilar la tensión, para comprobar que está bien y evitar mareos o desmayos. Las caídas pueden acarrear graves lesiones, más difíciles de sanar a una determinada edad.
Y para refrescarse, nada mejor que un delicioso helado. Eso sí, hay que elegir aquellos que aporten agua al cuerpo y no consumir los que resulten demasiado dulces o cremosos, que solo provocarán una mayor sensación de sed.
El aire acondicionado y los ventiladores pueden hacer más llevadero el calor, pero hay que tener cuidado de no exponerse directamente a ellos, pues pueden provocar daños en la garganta y catarros que en verano son más complicados de curar. El verano es una época para disfrutar, pero sin olvidarse de que la salud es fundamental para poder tener calidad de vida.